Matar a un ruiseñor de Harper Lee

He leído este libro tres veces en mi vida y siempre que alguien me preguntan sobre mi libro favorito éste es el que viene a mi cabeza. Si me pongo a pensar tengo varios que me han encantado, pero Matar a un Ruiseñor tiene una magia inocente que siempre que lo leo me tiene en vela,  me hace reír y llorar con él.

La primera vez que lo leí fue hace mucho tiempo, alrededor de diez años. Lo leí porque en un artículo de un actor dijo que ese era su libro favorito y que había nombrado a sus perros Atticus y Boo Radley, como los personajes del libro. Me llamó la atención ese detalle y decidí leerlo. Me encantó, tenía unos, tal vez quince años, cuando lo hice y logré apreciarlo, pero no tanto como cuando lo leí por segunda y tercera vez.

Un día que estaba caminando por las calles atestadas de gente en Seúl, Corea del Sur, terminé entrando en una enorme librería cerca del Riachuelo de Cheonggyecheon y me puse a ver los libros o cosillas que vendían allí. Decidí que quería practicar mi inglés y leer un libro en ese idioma, ya que los que sólo había traído dos libros a Seúl y estaban en español. Vi el título desde lejos «To kill a mockingbird» y un aire de nostalgia se apoderó de mí y terminé comprándolo. Hice bien, porque me hizo recordar esas palabras que hablaban de Scout y Jem y me hizo volver a amarlo.

La tercera vez que lo leí fue esta semana. Una de las razones por las que decidí leerlo fue porque durante el verano mi hermana me dijo que la escritora, Harper Lee, había sacado la secuela de Matar a un Ruiseñor y yo, por supuesto, lo compré tan pronto salió. Pero me dije que para conmemorar este gran acontecimiento antes de leer Ve y pon un centinela debía leer de nuevo el libro ganador al Pulitzer que lo comenzó todo. Desde el momento en que lo cogí nuevamente no pude soltarlo. Y me hizo reafirmar lo que digo cuando me preguntan sobre mi libro preferido.

Pues bien, Matar a un ruiseñor es un libro que deben de leer. Habla de tanto de una manera tan sencilla, habla de cosas complicadas a través de los ojos de un niña. De alguien que todavía no sabe ni conoce el mal. Mi personaje favorito es Atticus y, por supuesto, Scout, quien es la narradora describiendo acontecimientos del pasado. Creo que es un libro que pueden leer tanto chicos como grandes. Me gusta la manera en la que lo relata, como si fuera un cuento. Te ves ahí, en Maycomb, Alabama y te imaginas perfectamente todo lo que te rodea; tus vecinos, las casas y las andanzas de niños por la calle. Tiene muy definido a todos sus personajes y todos juegan un papel importante en la historia porque muestra la diferencia de personalidades y valores que existe entre ellos mismos, entre las personas de junto.

Mientras lo leía veía con más claridad todas las criticas que la escritora hace, desde la sociedad, el racismo, la leyes, el «clasismo». Todo. No deja nada suelto. Pienso que para ser un libro que se escribió en 1960, en una época en donde se sentía muy latente la segregación racial, fue algo valiente de escribir. Es un libro que muestra toda la basura que hay a nuestro alrededor. Todas estas creencias, estos prejuicios e injusticias. Y creo que lo que hace grande a este libro es que cuenta todo esto de una manera casi ingenua, visto por una niña. Siendo éstos, los niños, a los que «Las cosas del mundo aún no lo han corrompido del todo.» 

Creo que si bien, ya en esta época hemos avanzado un poco, el problema sigue estando allí, no desaparece por completo y que todavía las criticas que hay en el libro siguen vivas, y darse cuenta de esto es triste. Ver que en medio siglo no hemos avanzado tanto y que muchas cosas siguen vigente.

Matar a un ruiseñor, Harper Lee
Matar a un ruiseñor, Harper Lee

 

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